sábado, 23 de abril de 2011

AMOR Y DOLOR Por Julio Cesar

Hoy aproximadamente a casi dos días de de mi primer concierto con una banda de rock; acabo de con terminar mi noviazgo, con ese sentimiento tan sufrido, benigno; que no tiene envidia que no guarda rencor y que todo lo soporta llamado amor. Una relación de casi cuatro años que mantuve con una linda mujer llamada Martha.

Todo iba tan bien hasta que ella destrozó mi corazón engañándome con aquel ladronzuelo de corazones heridos; quizá éste tenga dinero, fama y poder. Pero como yo amo a Martha nadie. No sé como se llama, ni en que trabaja, ni de donde es; lo único que sé es que me arrebató lo que más amo en este mundo.

Estoy esperando, no quiero ir al concierto pues no deseo que el público note la tristeza que hoy me embarga. Con una copa de licor en mano quiero encontrar una solución, doy vueltas y vueltas por mi casa y no me puedo tranquilizar; en lo único que pienso es en la forma de cómo ese maldito embustero besaba y acariciaba su piel de seda mientras ella lo disfrutaba; de las tantas noches de pasión que disfrutaron juntos mientras yo estando lejos la soñaba y pensaba incansablemente. No podía arrancar el olor de su piel de mi cuerpo, ni el dulce sabor de sus labios color rosa de los míos.

Debo de ir en su búsqueda, quizá al escuchar la ternura de su voz me pueda tranquilizar y se apague en mí esa ansiedad que me quema y consume por dentro.

Mientras camino en dirección a la casa de Martha, observo un largo serpentín de jóvenes, (entre ellos mozuelos elegantes y damas que irradian belleza por doquier) esperando su turno para poder entrar a un canal de TV y poder demostrar el talento que tienen en un casting que busca talentos nuevos en cuanto a canto y baile se refiere. Esto me hace recordar de cómo inició el fin de mi felicidad hace unos meses…

Estuve esperando desde las siete de la mañana y ahora son casi las tres de la tarde, tengo mucha hambre y estoy demasiado agotado; pero eso no es impedimento para demostrar mi habilidad y talento para la música. Es mi turno y estoy un poco nervioso, las manos me sudan mientras interpreto un tema de David Covazos (Bruja Hada). Al terminar mi número, oigo de boca del jurado – ¡Pasaste la prueba! – hasta ese momento estaba convencido de que no me había pasado nada mejor que lo de ese momento y además lo de mi relación con Martha.

Ya está próxima la fecha número diez del concurso y tan solo quedamos cinco de los quince concursantes que iniciamos la competencia.
Al salir de uno de mis últimos ensayos para la competencia, noté algo raro en Martha, no me presta atención a lo que le decía, está callada; es como si estuviera en otro mundo pero lo pasé por alto ya que me responde con una sonrisa en los labios mientras me dice – No pienso en nada más que en ti -.

Luego de unas semanas un tipo llamado Jorge rumoreaba, entre mis amistades, que Martha siempre tiene encuentros misteriosos con tipo apuesto y distinguido; cada vez que yo asisto a mis ensayos. Al cabo de un tiempo ese rumor llegó hasta mis oídos.

Hablé con Martha, discutimos, le grite y eso provoco en nosotros una separación temporal; una distancia que provocó en mi una depresión tan fuerte que lamentablemente me ocasiono una perdida de concentración e interés en la competencia a la cual me había costado mucho trabajo llegar y por lo tanto fui descalificado. Ha pasado ya casi un mes desde que no escucho la dulce voz de la musa de mi inspiración, Martha.

Ayer recibí una propuesta de trabajo de unos músicos que vieron mi participación en el concurso de canto, según ellos quedaron fascinados con mi talento que decidieron hacerme dicha propuesta. Estoy contento pues en cuarenta y ocho horas es mi primer concierto, pero a la vez estoy triste por que tengo miedo de perder a mi amada.
A lo lejos escucho el sonido del timbre de mi casa, reviso el reloj y me doy cuenta de que me he quedado dormido y alguien me busca. Abro la puerta y una visita inesperada me toma por sorpresa, ¡OH! Es Martha que con lagrimas en lo ojos me dice – ya no aguanto más esta situación, lo mejor será separarnos…esto ya no funciona – yo le pregunto por qué y me responde – la confianza ya murió – luego de eso se marchó dejándome un vacío en el fondo de mi herido corazón.

El claxon de un auto me hace reaccionar, estoy caminando por el centro de la pista; inmediatamente retomo el camino hacia la casa de Martha, la amo tanto que no quiero perderla.

Al parecer no hay nadie en casa, pues nadie contesta a mi llamado. Que extraño se torna todo. Mientras llamo a Martha entro a la casa con cautela, todo está desordenado ¡No! Todo parece ser un robo, subo al segundo piso sin hacer ruido sosteniendo una vara de fierro que encontré al entrar. Vaya sorpresa que me llevé al encontrar a quien yo pensaba me amaba, con aquel hombre apuesto que por la forma en como se viste parece ser de dinero. No quiero describir lo que les encontré haciendo pero fue tanta mi furia que después de unos minutos vi mis manos llenas de sangre y en el piso los cuerpos ya sin vida de Martha y el del roba corazones al que maldecí hasta que la voz se me apagó.

Pasada la medianoche, incineré los cuerpos y dejé que el viento se llevara las cenizas, en simultáneo una lágrima de hierro corría por mi rostro amodorrado por el frío de aquella noche. Luego de ese acontecimiento tan doloroso, escapé lejos muy lejos. Ahora me encuentro como fugitivo, pues la policía encontró en la casa de Martha pistas que me señalaban como el autor intelectual de los dos asesinatos de aquellas personas terminaron por destrozar con mis sueños, mis anhelos, mi vida entera y mi alma.

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