Como poder olvidar di desde aquel momento todo cambio, entro el sentido a la tan peculiar palabrita “vida”, cuando cerraba sus ojos, le invadía una sensación de algo inexplicable, tal vez alegría, volvía a la vida, su mundo se reducía, a sólo ella y él. En aquella tarde de invierno cautivo, cuando lloviznaba levemente en el parque, en compañía de sus amigos, no podía entender el porqué de ese sentimiento, de sentirse sólo, melancólico, como si estuviera sumergido.
La botella que contenía una sustancia adormecedora, giraba alrededor de los presentes, poseído por aquella sustancia y cautivo de su mecanismo, la noción del tiempo se le había ido, como si importara. Pero de repente sucedió, era difícil de explicar, como aquella delicada mano al rozar su hombro, pudo transformar en un instante la vida, de aquella tormenta que nunca dejaría de césar de pronto pudo calmo, esos dulces labios rosados penetraban en lo profundo de su ser, convirtiendo todo a su paso en una infinita paz, sus cabellos desprendían un aroma de vida, sus gestos tan curiosos y tan dulces hipnotizaban, sus suaves manos era de una criatura divina.
De pronto se acerco junto con otras dos tiernos ángeles hacia su buen amigo de la infancia, Mathias, al parecer ellos debían de haberse conocido mucho antes, como nunca se había dado cuenta de la existencia de aquellos rosados labios. Al alejarse podía sentir que todo de nuevo volvia a esa oscuridad, pero algo era distinto, la luz de la vida se manifestó y palpitaba muy fuertemente en su interior, esa noche no iba a poder dormir.
Al amanecer, no pudo esperar, pues no había tiempo que perder, del duchazo a vestirse, de vestirse a la puerta y de la puerta a Matías, su energía se incrementaba a cada paso que daba. Al llegar a la casa de Matías, él se encontraba sentado en la acera acompañado de una de las chicas que estuvieron escoltando a los rosados labios, les salude y me presento.
Valeria, era de la personas que entregan su vida por un ser querido, en su mirada se podía observar la habilidad inigualable de su conocimiento intelectual y los colores de la vida, gracias a ella y Matías pudo llegar a los rosados labios, Mariana.
Paso el tiempo los cuatro amigos se encontraban cada tarde que podían para salir a disfrutar del dia y su amistad, cada uno de ellos se necesitaban unos a los otros, el tiempo se les iba de las manos, con el cual Andrés no podía dejar de mirar a Mariana, de confesarle su adicción de aquella sonrisa tan tierna, de aquel sentimiento que le atormentaba cada segundo de su vida y terminar con el martirio, el día indicado se acercaba, no existiría otro, el día en que la madre de Mariana trajo al mundo a una tierna criatura para iluminar la vida de un desdichado ser, el día de su cumpleaños, él esperaba con ansiedad.
Cada segundo que paso fue mortal e increíble, como poder resistir tanto tiempo en espera, eso es mortal, todo estaba planeado, nada podía impedir que Andrés confiese el sentimiento tan extraño que existe en el universo, sólo podía ser amor. Antes de ello pasaría por Valeria, tendría que pedir permiso para encontrase con Mariana y Matías.
Cuando estaban yendo a la casa de Matías, Valeria se le acerco a Andrés, tomándole por el brazo y acechando su cabeza hacia su hombro con suma delicadeza, al frente de la casa de Matías, se pudo escuchar la voz temblorosa que emitían de los labios de Valeria pronunciar:
- Me gustas…-
Andrés quedo petrificado ante tal revelación, no había podido equivocarse, pues lo escucho bien, no supo que decir, se detuvo y la tomo por los brazos, observando su ojos del color de la vida, acaricio su cabello, y no pudo respirar al observar que detrás de Valeria, se encontraba la mujer que le daba el sentido de la vida, los rosados labios besando a su buen amigo Matías.
Él nunca llego a ese parque que fue escenario del cruel destino, y nunca mas toco la puerta de Matías, desde el momento que no pudo dejar de correr escapando de la realidad que le azotaba, necesitaba negar fantasía de la realidad, porque ten han dado la vida si luego te la arrebatan.
Valeria nunca olvidara el rostro de Andrés con aquella mirada, con aquella lagrima cristalina, que quemaba su ser, sabía muy bien lo que se significaba, sólo una palabra, amor, amor por Mariana.
Ya había pasado dos estaciones, Andrés aun no asimilaba su realidad, pero tenía que continuar, era desgarrador, sin poder volver a verla, sin poder volver a reír, sin volver a la vida, hay cosas en el mundo que las cuales son difíciles de entender, pero Valeria necesitaba una explicación, no podía ser tan cruel, el que había experimentado el amor no entendido. Valeria le prometió que nunca le abandonaría, estaría ahí en el momento que le necesite, que a pesar de su decisión nunca le podría olvidar, que daría su vida por él, que ella entendía que la necesidad de estar solo. Pero Andrés entendió una cosa, que la vida no sólo es ella, también es Valeria, es Matías, es el parque, también es él.
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