lunes, 18 de abril de 2011

OJOS AZULES por Susan Cortez leiva




Tenía más o menos dieciséis años cuando lo vi por primera vez , hoy confieso que lo tomé por un niño de trece años por su tierna y dulce carita ,era de cabello rizado de increíble castaño claro, su piel blanca, blanca como la nieve misma, de manos muy bellas, de cejas pobladas y perfectas, pero sin duda alguna eran sus ojos los que me hacían de algún modo quedar como una chiquilla encantada; toda su belleza sin embargo era cruelmente opacada por su tan gentil y caballeresco trato, era sencillamente encantador, se me era extrañamente familiar.
La señora Cecilia era una excelente dama, su misericordia para conmigo me hacía sentir tan protegida, su porte era elegantísimo y su modo de expresarse impecable; era excepcional… Ella fue amiga de mi madre quizá mucho antes de que yo naciese, a decir verdad nunca le conocí otra amiga más que esa. Cuando mi madre murió la señora Cecilia me acogió en su hogar, fue allí donde vi por primera vez a Claudio.
Meses atrás mi madre había estado bastante mal, yo por supuesto la acompañaba en todo momento, la amaba, y tenía un miedo espantoso de que algún día me faltase; quizá era ese miedo el que me hacía ir en las noches a su habitación y dormir junto a ella tan cerca que me parecía sentir su corazón latir, lento, lentito.. Allí me quedaba despierta recordando cosas y de vez en cuando sonriendo con algunas, también me ponía triste y a veces lloraba.. hasta quedarme exhausta y despertar con los nacientes rayos del sol; un día al regresar de la escuela ya cerca a mi casa vi un pequeño bultito cerca de mi puerta, visualicé algo pequeñito y blanquito aceleré mis pasos y cuando estuve lo suficientemente cerca para saber lo que era, lo levanté con cuidado, era un gatito y era precioso estaba pensando llamarlo Mío; sentí que mi madre se movía y empezaba a respirar dificultosamente , me levanté de la cama casi de golpe, prendí la luz y la ayudé a sentarse, empeoraba, no sabía que hacer las lágrimas de impotencia me corrían, llamé a la señora Cecilia, no creo haber esperado mucho y ella ya estaba aquí con un médico, yo seguía llorando incesantemente , la señora Cecilia me tomó del brazo de una manera muy delicada me llevó a la sala , me miró dulcemente y me dijo que todo estaría bien, sin embargo de alguna manera yo sentía que no, no se escuchó ningún gemido ni sonido ,pero mis lágrimas parecía no tener frene; el medico salió de ,pronto su rostro me lo dijo todo, corrí a ver a mi madre la vi tan frágil, sus ojitos pequeñitos derramaban tanta dulzura no me pude contener, pero luego respiré y sonreí, le dije que todo estaría bien, la abracé ;sacó un pequeño sobre de debajo de la almohada y me lo dio, dijo que la perdonara y que me amaba, no comprendí, la amé aún más, guardé aquel sobre pero no me atreví a abrirlo. En el funeral hubo poquísimas personas a decir verdad la señora Cecilia y yo. Termine de empacar mis cosas, guardé también muy celosamente un retrato de mi madre, se veía tan hermosa, cogí a Mío y bajé las escaleras; el tiempo pareció congelarse en ese espacio vi pasar delante de mí tantas cosas, fue la última vez que estuve allí.
Mío estaba muy tranquilito mirando la nueva casa, el joven Claudio me invitó a pasar mientras la señora Cecilia quedo haciendo unos trámites con un grotesco señor de cabello cano; él mismo me señalo cual sería mi habitación, en todo momento sonreía, parecía ser feliz ; me hablo de muchas cosas pero a decir verdad no escuché ninguna era imposible para mí , estaba como suspendida, mirando sus bellos ojos azules, sus labios que en movimiento me dejaban sin aliento ... otra vez me sentí como una muchachilla encantada. La señora Cecilia continuaba hablando con el señor de cabello cano.
Estuve sentada mucho rato mirando a mío, él parecía adaptarse muy rápido a su nueva vida, ojalá pudiese hacer lo mismo pensé, una retenida lagrima salió a pesar de mi esfuerzo. Como con resignación saqué mis cosas y las empecé a acomodar, de pronto estaba frente a aquel sobre, lo abrí saque de él una carta muy doblada y vieja, mis manos temblaban, de repente la ventana se abrió de golpe, me asusté , la carta se me cayó, opte por ir a cerrar la ventana primero, al volver vi a Mío jugando con aquél papel, me dispuse a quitarle pero me rasguñó, quedé desconcertada parecía obsesionado con aquella carta , Dios mío! parecía otro… llamaron a la puerta , tapé a mío con mi casaca. Minutos más tarde regresé a destapar a mío. El sobre estaba cerrado y mío dormido, quedé turbada, abrí nuevamente el sobre pero esta vez vigilé la ventana y la puerta, también a Mío; como si tales factores me impidiesen leer aquella carta…. De pronto las luces se apagaron, Mío ya no estaba en la cama, lo busqué con las manos casi a ciegas…de pronto un mareo extraño me hizo caer a la cama, una energía oscura se apoderó de mí, no pude gritar fue desesperante… esa noche fue larga , perdí la noción del tiempo, tuve pesadillas en realidad una que se repetía una y otra vez, un hombre que quería hacerme daño …oh Dios!, qué es lo que me pasa…no sé en qué momento al fin pude descansar.
Al día siguiente abrí los ojos lentamente y vi a la señora Cecilia cerca de mí, me observaba, pero no estaba sola Claudio estaba con ella; me detuve nuevamente en su mirada, sus profundos ojos azules me dejaron inmóvil, sentí entonces escalofríos y lo recordé claramente, recordé a aquel hombre de las pesadillas ese que me acechaba, tenía los mismos ojos…. Me tapé con la cobija empecé a llorar, la señora Cecilia no me consoló como otras veces me dejó y se fue…Cuando caí en cuenta de mi soledad desarropé mi rostro y allí en el piso vi la carta, por cierto Mío había desaparecido, lo busqué varios minutos con la carta aferrada a mi mano, al no encontrarlo me senté alterada, abrí el sobre, saqué la carta y comencé a leerla… ¿qué es esto? dije… no soy tu madre pero te amé como si fueras mi hija…en cuanto a Cecilia ella es en realidad tu madre, y mi pareja también, eres fruto de una de las peores atrocidades que le pudo ocurrir a mi amada Ceci mas por el contrario eres lo más dulce del mundo.. Hija te amo nunca te dije la verdad… tu padre no es una buena persona él fue en verdad un ser humano lleno de rencores, no vale la pena que sepas quién es…ten cuidado hija Claudio es tu hermano….
No pude respirar, Claudio era mi hermano y Cecilia mi madre… Dios mío… me enamoré de mi propio hermano y mi padre fue un maldito, caí al piso de rodillas... y descargué todo lo que llevaba adentro, luego de un rato vi a Mío en la cama… Sus ojos estaban azules como los de ese hombre y me miraba fijamente…cerré los ojos…

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