sábado, 23 de abril de 2011

La RAM Por Josè Antonio Saenz


No tenemos! ¡NO Hay! ¡No podemos! Escucho esas palabras del grupo más variopinto de Cajamarca y me resultan desalentadoras. Sólo estoy buscando una memoria DDR2 potente como un toro y ágil como una lagartija y saber si es posible entregarles una memoria mucho más ágil, quizás tanto como un quinde, a cambio; dentro de mi bolsillo la diminuta cajita de plástico juguetea con mis dedos mientras platico con la jungla de vendedores de computadoras y accesorios al rededor de la plaza que viera morir a Atahualpa. Luego de cada negativa salgo con la cabeza ligeramente inclinada hacia el suelo.
Cuando me encontraba en la ciudad de flores y mujeres primaverales, el hombre que me la vendió me repetía: “Si tu máquina no la soporta, quizás porque es muy traviesa entonces la traes de vuelta”. Habría sido bueno para mí, conocer si mi máquina soportaba a esta pequeña pero eso al principio no importaba mucho pues, de una u otra manera, esta pequeña representaba la oferta más económica y atractiva, cómo rechazarla y dejar que otros la aprovechen en mi lugar; su familia son las DDR2 y basta con eso. Luego de comprarla aunque con algo de incertidumbre, mi mente me dijo al oído, “el pasaje para regresar a Cajamarca está para el domingo por la noche” y debo confesar, esa frase me dio tranquilidad, tranquilidad que unos minutos luego se alteró por un conocido sonidito, el timbre sicodélico que acompañaba el nombre de mi hermano sobre la minúscula pantalla de mi celular: Aló Dome- Aló chato, ¿en qué andas?- Aquí tranqui comprando una RAM para la desmemoriada- Ahh, ¿será de la familia de las DDR2?- Sí claro- Y ¿sabes qué tan ágil es? No olvides que a esa vieja gruñona no le gustan las pequeñas traviesas- Mmh, no, no lo había pensado.
El domingo en la noche mientras oía el sonido de ese motor de cuatrocientos caballos, mis dudas vagaban en la atmósfera congestionada y el sueño no me visitaba, lo peor vino en la mañana cuando descubrí que la vieja gruñona no la soportaba así que voy por las calles cajamarquinas salpicadas de lluvia de un cielo artístico y la idea de haber hecho una compra equivocada casi, casi me atormenta. Ella juguetea en mi bolsillo distrayendo mis falanges, quizá le dan alguna seguridad contra los pirañas. Mi madre intentó ayudarme y es por sugerencia suya que debo ahora humillarme frente a estos cavernícolas, busco tienda por tienda y en todas ellas lo mismo, ¡no tenemos! Si mi pregunta es ¿tienen una RAM veloz como una lagartija? Y ¡No se puede! Si, tratándose de una tienda donde sí tienen, les propongo cambiar la mía veloz como un quinde.- Señor, no le pido a su hija en matrimonio, sólo una pequeña memoria RAM ¿Por qué tanta negativa?-
En la cultura Caxamarca siempre todos podemos jugar a ser negociantes y en esta ocasión me tocó el turno, ingresaba a una tienda, me presentaba como cliente y preguntaba por esa pequeña que la vieja gruñona acepte, luego la propuesta. Realmente es algo difícil venderle a los vendedores, sus precios son exorbitantes, abrumadores –yo les diría: Hombre, no estarás esperando alimentar a tus hijos con lo que ganes de esta compra- pero quizá sea sólo su ignorancia sobre el mercado y las mejores ofertas lo que les lleve a no tomar en cuenta mi propuesta.
Traía el cuerpo completamente laxado, supuse que no habría otra salida y finalmente decidí que no siempre podemos satisfacer la ambiciosa compra triple b (bueno, bonito y barato, en ocasiones hay que tomar el camino largo y eso escogí. Tomo la pequeña y preparándole una rica camita la meto en un sobre en donde se pueda abrigar con la boleta que me dieron como garantía de la compra, la envío luego a Trujillo y ahí mi hermano la recibe, espero que tenga el mismo cuidado que yo tuve con ella, luego él la lleva de vuelta a ese hombre que me la vendió. Pienso que la voy a extrañar, aunque es verdad que al cambiarla voy a obtener a aquella que la vieja máquina aceptará.
Esta experiencia me ha ayudado mucho, es curioso como alguien puede relacionarse con un objeto inerte, me pregunto ¿eran mis dedos los que jugaban con ella o era ella la que jugaba con mis dedos? Sólo para no perder el cariño que le tuve pensaré que esa pequeña jugaba con mis dedos.

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